jueves, 17 de julio de 2008

Hoy presentamos: “Ester contra los empleados bancarios”. (Capítulo I)

Mañana fría en Oslo, Suecia. Engripada y escupiendo a través de la ventanilla baja, Ester estacionó su Toyota Corolla justo en medio de la avenida Libertad Lamarque. Bajó con rapidez y se dirigió a la sucursal del banco “Te-Chupo-La-Sangre S.A.” con el honesto fin de cobrar su jubilación.

“Señora, le hemos descontado de su jubilación $ 100 por impuesto a la respiración excesiva, $ 32 por agacharse a sacar las prendas mojadas de su lavarropas, y $ 17 por votar con la mano izquierda durante las últimas elecciones”, le dijo el cajero al tiempo que, risueño, masticaba violentamente un chicle con sabor a delfín guatemalteco.

“Eso no puede ser”, contestó Ester, casi enfurecida. “Lo lamento, viejita”, agregó el empleado, riéndose.

La anciana no podía soportar tal atropello. No señor. Ciega de rabia, tomó su bastón modelado en madera de sauce llorón y destrozó de un golpe el cristal que la separaba del cajero. “Viejita, llamaré al Gerente si te seguís haciendo la difícil”, la amenazó el empleado. Igualmente, la decisión no se hizo esperar: conduciendo una Harley Davidson modelo ´67, el Gerente apareció en el hall central del banco.

“A mí no me van a descontar eso...”, lo increpó Ester, rápidamente. “¿Ah no? Le vamos a sacar eso y mucho más...” comentó el Gerente, mientras encendía un Marlboro Light sin filtro y procedía a destapar una botella de cerveza que llevaba oculta entre sus ropas.

“Mire, no quiero, a mis 75 años, tener que recurrir a la violencia...”, le advirtió la anciana. “Pues úsela si quiere, somos dos y le ganamos fácil...” la desafió el Gerente.

Ester no se hizo rogar. Diez años practicando kick boxing y 38 peleas como boxeadora profesional no habían sido en vano... Ágil como una pantera, dio un salto y le colocó al Gerente una patada voladora que lo hizo caer abrazado a su Harley. A su vez, cuando el empleado intentó practicarle un piquete de ojos, Ester se agachó y le aplicó una barredora al talón que lo hizo trastabillar, y luego un gancho de derecha que hizo volar al joven justo hasta la bóveda central del edificio.

Pero ambos, empleado y Gerente, se recuperaron fácilmente y se le fueron encima a la anciana. Ester respiró profundo -descuéntele $ 4 más por esa cantidad de oxígeno malgastada, jefe, le dijo el cajero al Gerente- tomó su bastón, lo agitó en el aire y lo ocultó bajo su axila izquierda. “Esto se llama Bo”, dijo la mujer. “Y aprendí a usarlo muy bien durante los 30 años que estuve en Japón como estudiante de intercambio”, agregó. Luego, dio media vuelta y, a una velocidad similar a la de la luz, colocó distintos golpes en la rodilla y en la encía del empleado, y un fuerte palazo en una de las orejas del Gerente. Los dos quedaron inconscientes...

A su alrededor, todo el mundo corría y gritaba. Con tranquilidad, Ester se acomodó el pelo y la pollera campana que llevaba puesta y salió a la calle. Luego aceleró su Toyota y se perdió velozmente por la calle Jean Paul Belmondo. Se sentía satisfecha: había ganado respeto y no le habían descontado nada de su jubilación. Pero, más allá de eso, otra cosa había sucedido: alguien inesperado había surgido para luchar a favor de los tristes y desahuciados. Por los pobres y por los que tienen re poco. Por los indecisos y los que siempre votan a los mismos. Por los que defienden a las ballenas y luego comen caviar.

Ester se hacía llamar, pero pronto, en los círculos envidiosos de los superamigos, la anciana valerosa comenzaría a ser conocida como “La Abuela Guerrera”...

*Basado en una historia real

3 comentarios:

Ricardo De Luca dijo...

ya era hora de que le ridamos un homenaje a nuestros mayores. estamos en tiempos dificiles: los niños adoran monstruos y se enfrentan padre e hijo.
En esta realidad, creo, me parece; ester es una artrosis de esperanza.

Anónimo dijo...

Si que bueno que la protagonista es una mujer y luego ya mayor.

Vale dijo...

hola!encontré tu blog buscando información de Sierra de la ventana, porque necesitaba saber sobre la minería de allá. Estudio Geología y si Dios quiere me recibo este año. A mi me encanta escribir desde los ocho años siempre me fascinó la lectura. Te animo a que sigas escribiendo, veo que desde el año pasado que no publicás nada. Que el Señor te bendiga, guarde y guíe. =)